Conocido sobre todo por sus bodegones y sus retratos colectivos, Henri Fantin-Latour (1836-1904) se manifiesta como un artista más complejo de lo que se suele considerar. Muy anclado desde su juventud a la reproducción fidedigna de la realidad, Fantin exploró, además, una faceta más poética, de marcado tono simbolista. La exposición nos ofrece una nueva perspectiva de este artista singular situado en la encrucijada del realismo, el impresionismo y el simbolismo, y nos ilustra, en especial, sobre lo referente a los aspectos menos conocidos de su proceso creativo.